Te has preguntado ¿Cómo se regula el pH de una piscina? y no sabes los pasos a seguir. No te preocupes, en Makropiscinas vamos a guiarte para tener el pH de su piscina perfecto.
- Concepto del pH
- Corrección del pH
- Regulación del pH
- Dosificación del regulador del pH
- Regulación automática del pH
1. Concepto del pH
El pH es la medida de la acidez o de la alcalinidad; su escala (logarítmica) va de 0 a 14 y el pH neutro tiene valor 7. El pH es la concentración de iones hidrógeno del agua, es decir, indica el grado de acidez o alcalinidad del agua.
Así, se dice que el agua es ácida si el pH es inferior a 7, mientras que es básica si el pH es superior a 7. El pH idóneo del agua de una piscina es ligeramente alcalino, por lo que se encuentra entre 7,2 y 7,6 (según el Real Decreto 742/2013 puede oscilar de 7.2-8.0). Este permite el confort del bañista, preservar los materiales de la piscina y asegurar una eficacia óptima de los productos del tratamiento del agua.
El pH se puede medir mediante un test colorimétrico, tiras analíticas, con un medidor electrónico (pHmetro) o en continuo mediante un electrodo potenciométrico (electrodo de pH). Si se utiliza un test colorimétrico (normalmente mediante el reactivo rojo fenol), solo se podrá analizar un rango de pH que oscila del 6.5 hasta el 8.4. Fuera de este intervalo será necesario utilizar pHmetro o un electrodo potenciométrico de pH. Cuando exista una elevada concentración de desinfectante (por ejemplo, una hipercloración) el reactivo del pH reaccionará dando resultados erróneos, por lo que para realizar una medición correcta de pH será necesario, primero, neutralizar el desinfectante.
Si el pH es demasiado alto (>8.0) se reduce la eficacia del proceso de desinfección, el agua se enturbia y se favorece las incrustaciones calcáreas (pueden colmatarse los filtros).
Si el pH es demasiado bajo (<7.0) puede haber irritación ocular y cutánea y se pueden dañar los accesorios de la piscina, desde el propio vaso (hormigón) hasta los materiales metálicos en contacto con el agua (escaleras, saltos de agua, boquillas, camas, bicicletas acuáticas…).
Por otro lado, para evitar cambios bruscos de pH ocasionados por la adición de productos químicos durante los tratamientos del agua, es conveniente y necesario mantener un nivel correcto de alcalinidad (entre 100 ppm -175 ppm). La alcalinidad es el contenido de carbonatos y bicarbonatos en el agua; se mide en ppm (partes por millón) de carbonato cálcico.
2. Corrección del pH
Para aumentar el pH hay que añadir un incrementador de pH (álcali):
- Carbonato de sodio. Formato sólido.
- Hidróxido sódico. Formato líquido.
- Sosa cáustica. Formato sólido.
- Bicarbonato de sodio. Formato sólido.
Para disminuir el pH hay que añadir un minorador de pH (ácido):
- Ácido sulfúrico. Formato líquido.
- Ácido clorhídrico. Formato líquido. Ojo con los vapores de ácido, pueden acelerar los procesos de corrosión en las partes metálicas que entren en contacto con los mismos (menos recomendable).
- Bisulfato sódico. Formato sólido.
Puntos importantes a tener en cuenta:
- No agregue más agua sobre el ácido, este se debe diluir en un gran volumen de agua.
- Evite, sobre todo, el contacto entre el corrector del pH y el desinfectante clorado, ya que se desprende cloro gas. En el caso de dosificación automática, se recomienda que la distancia mínima de separación entre el inyector de hipoclorito y el regulador de pH sea de 30 cm.
- La adición de los correctores en piscinas de uso comercial se debe hacer mediante bombas dosificadoras conectadas al circuito de recirculación, después del filtro (Real Decreto 742/2013).
- La adición de los productos químicos directamente al agua de la piscina se debe hacer cuando los bañistas no estén en el agua.
- Después de haber realizado un tratamiento químico para recuperar un agua no se podrán volver a bañar en ella hasta que esté debidamente ajustada.
3. Regulación del pH
El pH del agua de la piscina es el resultado de los efectos conjugados del agua de aportación, el desinfectante y de otros productos químicos utilizados en el tratamiento y la conservación del agua (en el caso de una piscina descubierta depende de las condiciones climatológicas, como la lluvia).
Es importante mantener un pH constante en el agua del vaso y tener en cuenta que los valores óptimos son entre 7,2 y 7,6; intervalos donde los productos utilizados para la desinfección del agua son más eficaces y se encuentran en forma más activa.
4. Dosificación del regulador del pH
La adición de corrector de pH en una piscina residencial se debe hacer de forma muy cautelosa, ya que el pH es una magnitud logarítmica. Se deben seguir las indicaciones de las fichas técnicas dependiendo del producto químico a utilizar. Son indicaciones orientativas, pero cuando el valor de pH está fuera del intervalo de 7.2-7.8 es necesario tener más precaución porque la adición es muy diferente a la recomendada.
Se debe hacer de forma escalonada: adicionar el corrector de pH en varias veces y esperar suficiente tiempo (20’-40’) para que se vaya homogeneizando con el agua e ir realizando análisis de pH para verificar los valores que se van consiguiendo y, por consiguiente, llegar hasta al valor marcado. Siempre es aconsejable repartir homogéneamente el minorador de pH a lo largo del perímetro de la piscina utilizando gafas y guantes para tal fin (uso de las correspondientes EPI’s que aparecen en las Fichas de Seguridad, FDS).
5. Regulación automática del pH
La regulación de las bombas dosificadoras de desinfectante y de corrector de pH es delicada y crítica; deben hacerse controles frecuentes de la calidad del agua del vaso. Para asegurar estas concentraciones conviene instalar un sistema de regulación automática a base de sensores que miden los parámetros más críticos (pH, cloro/bromo) a la salida del filtro (o entre bomba y filtro) y comandan los dispositivos de corrección.
Los productos utilizados para regular el pH en piscinas de uso comercial no se adicionan directamente a los vasos (Real Decreto 742/2013). La dosificación del regulador de pH se lleva a cabo automáticamente durante el ciclo de filtración, mediante sistemas de dosificación que funcionen conjuntamente con el sistema de recirculación y permitan la disolución total.
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